Hay un disco para cada “final”
El escapismo era algo a lo que Vetusta Morla nos tenía muy poco acostumbrados, dado que, a pesar de conseguir fascinarnos con cada novedad que se unía a su elenco musical, siempre se movían dentro de un mismo patrón de trabajo.
Esta vez hemos enmudecido: como bien dice el título de su nuevo álbum lanzado el pasado 9 de noviembre de 2017, “Mismo Sitio, Distinto Lugar”, nos han hecho sentir en casa, y, al mismo tiempo, nos han teletransportado a un paisaje sonoro totalmente diferente.
La dosis de 10 canciones condesada en unos breves 40 minutos viene cargada de un multinstrumentalismo que ha marcado la dicotomía entre los amantes y los inconformistas de la nueva propuesta de Vetusta Morla.
Pero, supongo que con Copenhague y su coreado “dejarse llevar, suena demasiado bien” nos vinieron advirtiendo de este momento, ya que, según declara la banda, con “Mismo Sitio, Distinto Lugar” han hecho aquello que les ha salido de dentro, sin tener en cuenta la desenvoltura que podían llegar a tener las canciones en directo, lo que supone un gran acto de honestidad con ellos mismos.
Y tanto se han acomodado a lo de dejarse llevar que su itinerario de producción común se ha salido de órbita y han hecho parada en los Estudios Hansa de Berlín, donde artistas como David Bowie y U2 han conseguido darle renombre tras su paso por ellos.
En cuanto a los 10 engranajes que hacen funcionar esta obra de ingeniería, encontramos una disposición de las canciones totalmente lógica: con “Deséame Suerte”, el tema que abre el disco, la banda intenta avivar una expectativa de triunfo en este nuevo camino que se han lanzado a recorrer, por ello esa nueva sonoridad que discurre entre los versos al más puro estilo vetusto; una propuesta de cambio sobre los cimientos de su identidad.
Damos paso al “Discurso del Rey”, el tic de crítica social con el que siempre ilustran sus discos. Una visión androide, deshumanizada, pero al mismo tiempo, optimista en su cambio, de nuestro sistema monárquico.
En este momento, es cuando empezamos a notar un claro indicio de desencasillamiento: “Palmeras en La Mancha”, unos versos cargados de sátira e ironía que transcurren como viñetas de un cómic, donde el sexteto abandona su tradicional gesto serio y las guitarras se deslizan estrepitósamente.
Y si queríamos un vuelco al corazón, seguramente “Consejo de Sabios” sea nuestra canción. Versos y melodía se funden en uno en esta pieza, donde la capacidad que tiene un sintetizador para transformar un clima de reflexión en uno de extroversión queda bien plasmada en el vello de nuestra piel.
Y será cierto eso que dicen de que tras la tormenta viene la calma, porque “23 de Junio” y su vals, nos desnuda, nos envuelve y nos cautiva, pintándonos una estampa que sabe a verano y suena a fresco.
“Guerra Civil” y “Te lo Digo a Ti” son una sucesión en sí, una pretende quitarnos la mordaza y enmarañarnos de ideales, y la otra quiere que los hagamos brotar para soltárselos al otro, así, sin pelos en la lengua. Se masca la tensión en las melodías: una armonía menor, que remarca nuestra posición a la defensiva.
Casi por inercia, hemos acabado en un “Punto Sin Retorno”, y con este tema nos dejamos llevar por la corriente: un trayecto en calma pero constante, donde cada golpe de guitarra simula los pasos que nos abren camino.
También hay que acordarse de aquellos que ya no están, y de los cuales nos hemos nutrido a lo largo de nuestro periplo para poder llegar hasta aquí: “La Vieja Escuela” nos aviva el espíritu y rinde homenaje a las voces que nos han acompañado a lo largo de nuestra vida.
La estampa ya ha mudado de piel y lo que antes era ‘casa’ ahora es un nuevo pasaje vital: “Mismo Sitio, Distinto Lugar”, ese himno para cada final viene decidido a despedirse con una calurosa bienvenida.
Quién sabe si este sonido tan ambicioso se trata de algo pasajero o de un estilo que pretende acompañarles por mucho más tiempo. De lo que no cabe duda es de que el cariño por la música siempre seguirá ahí, firme.