El pasado 29 de abril la marca OnrushW23FH lanzaba su segunda colección al mundo desde las pasarelas digitales de la 080 de Barcelona en la Casa Milà, que ha acogido a una nueva generación fresca de diseñadores.
Comienza el desfile y vemos una estructura metálica que nos recuerda inevitablemente a una nave espacial. Somos testigos pues de un alunizaje fashionista lleno de referencias a artistas internacionales como Takis o a los mandalas digitales de Peter Sealy. Y es que este dúo creativo con conexión México-Barcelona tiene muy claro que las barreras geográficas o de cualquier índole ya sobran.
Si en su primera colección “Almost There” nos mostraban el ritmo frenético de la ciudad, en su nuevo proyecto “Liminal Collection” ya han llegado a su destino. Pero no es el sitio que conocemos, tampoco el momento, casi pareciera que estos seres que nos presentan han evolucionado y en unos cuantos años luz se han decidido por fin a pisar Tierra.
Su propuesta está llena de volúmenes que desafían la figura humana y, por qué no, el género.
Ellos mismos, Albert Sánchez y Sebastián Cameras, definen sus prendas como gender-undefined, una forma muy poética de decir que los límites los pones tú.
Esta colección está plagada de energía, estática en concreto, y, como tal, no podían faltar colores tan eléctricos como el azul klein, el negro o el amarillo. Una gama de color eminentemente fría que hará que salten chispas. Esta pulcritud cromática y de diseño está presente hasta en los accesorios con unas gafas de sol propias del mismísimo Slimane de Saint Laurent y que nos transportan a las villas italianas con el momento pañuelo en la cabeza versión futurista 2.0. También nos traen su reinterpretación de la novia clásica con total look blanco que no puede faltar en ninguna propuesta seria de cualquier creativo o del ya clásico vestido de látex en el que relajan las formas, logrando así una elegancia vanguardista.
Este dúo dinámico de las telas cuida hasta el último detalle. Con joyas en colaboración con la artista del cristal Agustina Ros, las modelos se convierten en cactus punzantes y la innovación textil gana una vez más la partida.