Arrancan su segunda noche en la sala Sol de Madrid, con un doble sold out merecido, para hacer arder el garito y las gargantas, el grupo que este año esta subiendo como la espuma, KITAI. Después de el espectáculo que quedó grabado para el recuerdo para muchos en la última edición del Sonorama en su legendaria plaza del trigo, había ya muchas ganas de verles otra vez sobre un escenario. A los que nos confundimos con la hora en la que abrían las puertas, como fue nuestro caso, tuvimos la suerte de tener músico callejero personal para pasar el tiempo hasta que llegase el momento de abrir puertas. Guiados por una de las páginas donde informaban del concierto, llegamos dos horas antes de la apertura real.
Una vez ya abierta, empezamos a llenar la sala y cogimos aire con ganas, impacientes, de que empezaran a tocar. Salieron primero The Liberty, para calentar motores con su estilo cañero que les define y la verdad es que no defraudaron.
Muchos conciertos tienen ese mal sabor de boca o de relleno en cuanto a sus “teloneros” pero The Liberty no son unos meros “teloneros,” sino que se tomaron muy enserio su papel de prepararnos para lo que se nos venía encima, y aun dejando el listón tan alto, Kitai iba a acabar la noche dando un espectáculo increíble. El publico acogió a The Liberty como un buen y saciante primer plato y de hecho aquí en Shit Magazine ya tenemos ganas de que saquen su nuevo trabajo y poder deleitarnos con un concierto suyo.
Al terminar “el primer plato” y después de un Highway to Hell coreado por el público, salieron en escena Kitai con sus ya icónicos pasamontañas cubriéndoles las cara, y antes de que nos pudiéramos dar cuenta, ya estábamos saltando y cantando una de sus canciones. Kitai no es solo un grupo, ya lo dicen ellos mismos: “En kitai no hay dirección, y es que en Kitai no existe dios”. El grupo toca, canta y se mueve como uno solo, y el público se va entregando cada vez más con cada canción que pasa, al igual que ellos se van acercando más a esas primeras filas tentando y retando a ver que garganta puede más.
Kitai cuenta también con una voz poco común que solo puedes amar u odiar, y eso corre de Alexander, el cantante de origen ruso. Cada uno forma parte del colectivo, y del respectivo show de su puesta en escena que demuestra el trabajo con ese toque de personalidad única de cada uno de los que forman Kitai. Fab, por otro lado, se encarga de darle su toque al bajo. Da gusto escuchar un bajo partir la base de la canción con una clara intención de destacar un instrumento a veces menospreciado. También resaltar su gran parecido a ese bajo bien conocido del famoso Flea de los RHCP. De la guitarra se encarga Edu y con él va el ritmo y nos dicta cuándo estallar, saltar y bailar. El batería Deiv es el general que lleva el compás, desde atrás desprende la energía caótica pero hipnotizante del grupo a base de ritmos cañeros. La única pena es que está limitado al espacio de su batería pero no le impide mostrar su personalidad y desprender la energía necesaria y como ellos llaman ese “fuego” con el que todo sitio en el que tocan arde. Muchos son por lo tanto las comparaciones a otros grupos como Muse, RHCP o hasta Janes Addiction pero, Kitai es capaz de mantenerse por su propio peso y saca a la luz su propia personalidad y música.
Y sí, podéis pensar que a lo mejor estamos pasándonos con los halagos, pero no todos los días se ven músicos entregados a su público como estos dos grupos. Esa dedicación se agradece y se muestra en un público fiel a ellos, que no mienten al denominarse como familia. Tampoco hemos estado en muchos conciertos donde el cantante se carga el micro, que por cierto, cuando pasó, además de anunciarlo como logro, que la verdad quedó acertado, el resto del grupo rápido siguió tocando para mantener el cuerpo caliente y que nadie se bajara antes de tiempo. A los 5 minutos resuelto y vuelta a cantar.
El concierto siguió como debía, quebrando gargantas, saltos y pogos incluidos donde una vez más, Kitai no iban a quedarse mirando y decidieron formar parte del mismo. Primero Alexander se bajó y poco después Edu y Fab también bajaron a darlo todo, a ras de sus fans. Como es normal el público les recibió con los brazos bien abiertos y es que aun tocando el tema “Kitai”, cuyo video había sido publicado hace una semana y media antes, que es una de sus más lentas, por lo menos al principio, la gente casi se subía al escenario con tal de cantarla con ellos.
En conclusión, esta claro que Kitai no es para todos, pero eso es lo que les hace tan especiales, sobre todo ahora. El público que les acompaña es fiel y por lo tanto es imposible no disfrutar cuando todo el mundo sabe que se lo va a pasar bien. Después del concierto ambos grupos estuvieron rondando la sala sin hacer ningún feo a muchos de los fans que se quedaron atrás para hacerse una foto, darles la enhorabuena o simplemente llegar a verlos. También para acabar, Kitai nos tenía una última sorpresa, no solo agradeció a su público sino que anunció su final de gira el año que viene en la sala Joy. Nosotros estamos ansiosos por ver la que lían en una sala como esa y os recomendamos que pilléis las entradas y ayudéis a que este grupo merecido de reconocimiento pueda hacerse un hueco en nuestro panorama nacional.