Así son los dibejos que arrasaron en Matadero Madrid.
Sábado 23 de enero a las seis de la tarde. Hay una fila enorme en la puerta de una de las salas del Matadero de Madrid. Al final de la cola encontramos a Bejo (Borja Jiménez, Tenerife, 1994) que firma láminas con penes, su peculiar sello de identidad mientras juega con el aspirador robótico que hay en la sala y pregunta a los asistentes que qué tal están. La exposición ‘Hel-Arte’ duró del 19 al 24 de enero, y el cantante se presentó allí las dos últimas tardes, consiguiendo atraer a cientos de jóvenes que esperaron durante horas -muchos bajo la lluvia- para poder intercambiar unas palabras con el canario. Muchos no pudieron entrar; y el rapero planteó alargar la exposición durante otro fin de semana; pero la pandemia volvió a hacer de las suyas y no lo permitió.
La música de Bejo va inevitablemente ligada a su estética: para entender su filosofía debemos tener presente que el rapero es un apasionado de “los colorines, la vestimenta y la tontería”.
A principios de 2019, decidió medir hasta dónde podría llegar en el mundo de la pintura subastando una lámina por diez céntimos en EBay. Horas después, se vendía por más de cien mil euros.
El rapero demuestra con su primera exposición que sigue atento a lo que le distrae: en sus cuadros convergen su visión del mundo y la de sí mismo. Desde el rotulador hasta el lienzo bajo óleo: su arte es un estallido de expresión, alegría y colores que converge en formas originales que van desde ideas abstractas como su obra “El ver venir” a otras pinturas que nos muestran retales de su día a día, como una versión cubista de su abuela Nina cocinando.
Bejo manifiesta el arte como una manera universal de plasmar diversión y emoción, alejando esta disciplina de su concepción más elitista y académica. El cartel que podía leerse a la entrada era toda una declaración de intenciones:
“¿Qué es el arte? (H)El arte es morirte de frío. Todo lo demás son conjeturas”.
Durante su recorrido, además de la alegría y la risa, Bejo ha dejado ver su profundidad emocional y humana: su música refleja que su vida también va de caídas y levantamientos, de reinventarse tras cada final. Ya ha llovido bastante desde que allá por 2015 subiera “Metamorfosis”, una de sus primeras canciones en solitario a Youtube, que a casi a modo de premonición comenzaba con “Aquí no existe lo inequívoco, aprende a fallar con arte”. Seis años después, podemos decir que lo ha conseguido.