“A Short Story of Weird Girls”, una historia corta de chicas raras.
Ana Locking hace un homenaje a las chicas raras. Esas chicas que no entran dentro de los convencionalismos sociales porque siempre se han sentido diferentes a lo que tiene que ser el concepto estereotipado de la feminidad, de lo que tiene que ser una chica perfecta. Un homenaje a esas “weird girls” que salen de esos estereotipos y clichés, que aceptan su propia rareza como forma de reivindicación y de autoafirmación. Ana Locking crea un pedestal fictício a esas chicas que deslumbran con sus rarezas, que tienen ese elemento tan rico que las hace diferentes.
“Las rarezas de las ‘weird grils’ son su elemento más rico. Es lo que las hace diferentes de las demás y realmente, es lo que les da toda la personalidad. Y eso es lo que yo más valoro de la gente”.
– Ana Locking.
Cinco estilos de “Weird Girls”.
La instalación de la artista Eva Fábregas cubre toda la pasarela. Sus esculturas de formas protuberantes se contorsionan y expanden a lo largo del espacio y entre ellas, las modelos desfilan de forma aparentemente caótica.
Hay millones de tipologías de chicas raras. Ana Locking trabaja sobre 5 estilos muy diferentes de chicas en esta pequeña historia. Los looks no se muestran en la colección de manera continuada, sino que se van mezclando unos con otros como si fuese una conversación entre chicas. Una colección donde todas las estéticas se mezclan, representando la búsqueda de la construcción de la identidad.
Así, apreciamos looks de sastrería con siluetas más andróginas donde los verdes y negros se funden en superposiciones de tejidos transparentes. Una línea voluptuosa y sexy, con pliegues, frunces y volantes realizados en taffeta color maquillaje, rosa pálido y rojo. Otra parte romántica, llena de colores plateados, vestidos drapeados y cristales. La femenina, en negro y blanco con encaje floral pintado por encima de cada tejido.
Por último, la más experimental y artística donde destacan, sobre todo, los materiales y su confección a mano, que van desde las telas metálicas, tiras de PVC trenzadas manualmente, hasta los flecos en silicona.
A pesar de distinguir varios looks masculinos, en esta ocasión, Ana Locking no viste a ningún chico. Forma parte de esta historia donde una mujer puede vestir con ropa que inicialmente fue diseñada para vestir a un hombre. De esta forma, la diseñadora destruye por completo el cliché del género masculino y femenino en la moda. Con ello, normaliza el uso de las prendas tanto para ellas como para ellos, sea cual sea su patrón, sin prejuicios.
“No quiero potenciar la androginia, me parece que es algo que ya está instalado en la sociedad, al menos en la gente a la que le gusta la moda”.
– Ana Locking.
Texto y fotografías: Patricia Blas.