Bienvenidos a la fiesta más brillante de Ágatha Ruiz de la Prada.
Ya en el Backstage era todo un secreto con ganas de ser desvelado.
Agatha Ruiz de la Prada, quería sorprendernos esta edición y por supuesto, lo ha conseguido.
Su color, sus formas, sus estampados y sus prendas imposibles, una vez más han inundado la pasarela, pero ahora, con un concepto detrás, que quizá sólo los más agathistas hemos podido apreciar.
Esta colección de la más colorida diseñadora, es una conexión con el presente y el futuro, y lo más clásico de la firma, con lo que va a venir. Conceptos casi opuestos se dan la mano para deslumbrar en la pasarela.
“¡Esta colección es totalmente Cósima!”, nos comenta entusiasmada Ágatha justo antes de mostrar sus diseños en la pasarela. Y es que en los últimos años ya se iban notando las influencias de su hija en las nuevas creaciones de la firma. Este año, madre e hija toman las riendas juntas para crear esa unión que las hace imparables.
El brillo es el gran protagonista de este desfile lleno de sentido del humor. La combinación de colores se vuelve cada vez más extravagante y los volúmenes y tejidos nos cuentas historias de una fiesta que nunca termina.
El complemento principal de los looks no es un bolso o unos pendientes, sino esas bocas en forma de corazón que todas las modelos llevan con orgullo.
Este detalle hace referencia a lo más clásico de la marca. Los corazones son el sello de Ágatha Ruiz de la Prada, no sólo por el uso de los mismos en miles de estampados, sino porque sus figurines, desde siempre, tienen un corazón en lugar de boca.
Así, pese a que el diseño va claramente hacia una estética más urbana, la firma no pierde su esencia con estos pequeños detalles clásicos.
La juventud y la vejez se mezclan, de forma muy divertida, con looks como la famosa falda que es paraguas y a la vez un taca-taca con ruedas.
El humor, el pop y el estilo cómic no faltan en esta colección donde todo cabe: desde conjuntos completos súper ponibles, hasta las fantasías en forma de caramelo, corazón o pastel, propios de la diseñadora.
Y hablando de pastel…
Nuestra mención especial al cierre del desfile con Neus Bermejo como sorpresa final “metida” en un enorme traje de tarta. Un dulce que no paraba de moverse, al ritmo de la música, dibujando sonrisas en todos los asistentes y animando a parte de los invitados a salir al desfile para “bailar la última” antes de que acabara la fiesta de Ágatha.
¡Hasta la próxima fiesta Ágatha y Cósima!