Pudimos disfrutar los días 25, 26 y 27 de Enero en Madrid de Absolut Manifesto. Tres fiestas únicas llenas de creatividad como motor del progreso: una declaración de intenciones por la libertad en el amor, la igualdad y el futuro.
Desde Post Club, tenían la responsabilidad de programar la última noche más provocadora en cuanto a sonidos, actitud y temática de Absolut Manifesto: #ResponsibleFuture.
Fue Followback y su fusión entre los beats hip hop y la progresión a los sonidos más 90’s del trance, quien tuvo que abrir esta sesión, en ocasiones con destellos de la vertiente más cruda del grime británico. Si Valle Eléctrico y El Cuerpo del Disco habían destacado por la música boogie, house, disco o synth-pop, Post Club brilló de forma estroboscópica con los sonidos más hardcore y oldschool de todo el festival. Los 90 han vuelto y para quedarse en el futuro.
Mark Luva continuaba con el leitmotiv noventero, descontextualizandolo, de forma introspectiva con dramatismo y tensión emocional. La cultura de la rave analizada, retorcida y reutilizada con repeticiones y aislamientos sonoros como conceptos clave. De melodías y patrones sencillos iniciales, a distorsiones y espirales sonoras percusivas, contagiosas y arpegiadas. Su forma de evolucionar y deformar el trance delante de nuestros oídos y sin apenas darnos cuenta, nos transporta a un mundo digital plano de manera hiper-visionaria.
More fyah! Suenan las bocinas y comienza Hitmakerchinx, uno de los mayores exponentes del flex dance music, que puso el toque dancehall jamaicano a la noche con ritmos de música afro y trap desde los States. Supo conectar con la gente, desde el primer momento, de la que destacamos el buen rollo que se respiraba en el ambiente y los bailes grupales. Todo el mundo tumbando la casa hasta el suelo. Hasta en la cabina se contagiaron los movimientos de baile. Toda una sesión dedicada a la música negra del futuro. Gaika, trajo el espíritu de Londres al centro de Madrid. La multiculturalidad de barrios como Brixton, importaron sonidos de la calle como el grime, el dancehall y el hip-hop. Unos conceptos ambientales e intimistas, emotivos. Fue el punto disonante y más chill de la noche.
Evian Christ vino para cerrar la noche y el festival por todo lo alto. Evolucionó la atmósfera sonora hacia beats y ritmos hard tech noventeros. Si el ciego de tres días seguidos todavía te dejaba ver algo, el humo blanco te lo impedía. Las luces tampoco ayudaban, y fueron dueñas de la nave y nuestros recuerdos. La gente acabó abrazándose a las paredes, la textura debía ser flipante a esas alturas de la noche.
En la parte artística se fusionaron los conceptos digitales, unidos por la cultura de internet y la tecnología, el 3D o la realidad virtual. Kim Asendorf desde Alemania, realizó una instalación de vídeos, que fusionaban la alteración de forma algorítmica de la imagen, entrando en visiones imposibles, glitch y deformaciones de la abstracción. Un artista local, Carlos Sáez, realizó una instalación con pantallas VGA y sus cacharros tecnológicos experimentales. Boldtron intervino con el 3D y la realidad virtual, con formas orgánicas y colores hipersaturados. Desde Barriobajero, Silvia Bianchi y Ricardo Juárez, organizaron una sesión de chat en directo conceptualizando las relaciones personales y familiares del futuro. Una performance de los miembros de la unidad familiar reunidos a la mesa, esclavizados por su relación con la tecnología.
Nos quedamos con una experiencia de reconocimiento internacional, con peña de todos los rincones del mundo, desde Berlín hasta Egipto, unidos por un Manifesto comun. Esperamos que se repita y podamos disfrutarlo en próximas ediciones. Hasta entonces, que el futuro te pille bailando.