En otro intento de reivindicación, cortesía y melomanía, la sala Truss acogió el pasado miércoles 21 de marzo la 6ª edición de la Gira Mahou. En esta ocasión, la marca de cerveza fue la anfitriona de Sidecars, cumpliendo con la tradición pop rock que ha traído consigo a artistas nacionales como M Clan, Leiva, Loquillo, Los Secretos o Iván Ferreiro en ediciones anteriores.
Esta iniciativa, que surge a consecuencia de la crisis que orbita en las salas musicales del país, cumple con el objetivo de respaldar la música y establecer un contacto íntimo y cercano entre artistas y público, sirviéndose de una banda de nuestro panorama nacional para programar una serie de conciertos por todo el país bajo el sello de la marca. Ha sido una ocasión premeditada para la acogida de Sidecars en este evento, ya que su nuevo disco Cuestión de Gravedad llegó a posicionarse tercero en el ranking de los 100 mejores discos nacionales en su primera semana, lo que suscita la curiosidad por presentar su quinto trabajo al público de nuestro país.
El susodicho nos llegó el pasado 13 de octubre en forma de 13 canciones, donde el imaginario del pop español irradia con intensidad: lírica para temas donde el amor es el protagonista, y un inconfundible halago a los años 80 en cada melodía.
La aparición del quinteto, encasillados en una indumentaria que refuerza el tópico de rockero español, vino cargada de humildad en la serie de preguntas que antecedieron al inicio del concierto: entre sus impresiones, una gran ilusión por participar en la 6ª edición de la Gira Mahou, el reconocimiento de un gran ejercicio de introspección con el nuevo disco y la fascinación de poder contar con un público fiel a su larga trayectoria musical. En términos del grueso de la noche, 6 canciones fueron las que acontecieron en la velada, donde, sorprendentemente, sólo una pertenecía a Cuestión de Gravedad, a pesar de que la máxima del grupo en estos últimos meses haya supuesto su presentación al público.
Por el contrario, la banda centró su setlist en su cuarto LP Fuego Cruzado, del que interpretaron tres canciones y nos dejó con la corazonada de que, tal vez, la pretensión de la banda en esta gira sea interpretar un repertorio equilibrado entre sus cinco discos y aparcar (momentáneamente) la ambición de querer seguir mostrando Cuestión de Gravedad a su público.
Gracias a la elección musical del grupo, la energía que fluía entre la banda y sus espectadores era constante, y sumada a la intimidad que garantizaba el espacio que acogía este evento, fue posible sumergirnos en un clima familiar. De todos modos, cabe destacar momentos como la interpretación de Fan de Ti, que supuso el claro ejemplo de la impronta que Sidecars había grabado en su público. Respecto al resto del repertorio, vivimos instantes de total unión entre los asistentes y la banda mediante los coros de La Tormenta y Contra las Cuerdas, momentos de aparente calma que pueden verse atenuados en el transcurso de Dinamita, y aclamaciones de bienvenida y despedida en Todos Mis Males y Tu Mejor Pesadilla. Lo que queda muy claro es que la simbiosis entre lo acústico y lo estruendoso es un recurso que funciona muy bien en las canciones del grupo.
Posteriormente, el final del concierto no logró acabar con el buen ambiente de la sala, y tras la interpretación de Sidecars se sirvió un cocktail que consiguió poner un magnífico punto y final a la noche del 21 de marzo.