Ya es una tradición dar comienzo a las navidades con un clásico, Oro Viejo, esta edición venía cargada con muchas novedades, mucho espectáculo, y como no, con mucha música. Esta edición ha sido una de las más aclamadas, y es que sólo DJ Nano es capaz de conseguir un sold out 3 semanas antes, que un pabellón de Ifema se llene a reventar con un público entregado, y como no, emocionarnos hasta sacarnos alguna lágrima.
Es increíble el contraste que pudimos ver en Oro Viejo, ver que una fiesta que despliega todas las novedades y avances conocidos en eventos y a la vez recuperar esa esencia de “club” y hacernos sentir por una noche estar en sitios tan míticos como Attica, Arena, Techno House Festival, Radical, Splash y muchos más…
Comenzamos con la sesión de DJ Neil, que sacó su “magia progresiva” poniendo esas melodías que tanto nos gustan, para nosotros es un regalo poder ver todavía a un grande en acción, tanto en la cabina como en la radio, los años pasan, pero su esencia continua.
Cogiendo el testigo comenzó Ángel Sánchez su sesión, y la cosa iba de melodías, ya que siguió la estela de Neil con temas como ‘Lovestruck’ o ‘Keep it the Way’, haciéndonos bailar como si estuviéramos en otra época, y poniendo a tope una pista que se iba llenando más y más a la espera de la gran actuación.
Y llegadas las 2 de la noche, por fin se hizo la luz y comenzaba la actuación que todo el mundo esperaba ansiadamente, DJ Nano irrumpía en la cabina y comenzó la espectacular intro, esta vez un tanto especial, ya que comenzó con un tema de lo más navideño, una intro que nos emocionó, dando paso a lo que queríamos esucuchar, un remember puro y duro, comenzó como otros años con un clásico de los clásicos ‘I drove all Night’, en ese momento no sabría deciros que se oía más, el tema o la gente cantando, un comienzo brutal, y que dejaba claro que la noche iba a ser muy especial.
A la intro le siguieron temazo tras temazo, como ‘Sandstorm’, ‘Poem Withouth Words’ o ‘Show me Heaven’ de Chimira, dejando el listón bien alto y sintiéndonos en otra época, ya no estábamos en 2018, habíamos ido marcha atrás en el tiempo y bailando al son de una época mágica.
A las 4 de la madrugada parón, y como no, la segunda intro de Oro Viejo, esta vez con una sorpresa, y es que las lamparas del techo se giraban y movían entre sí, ofreciéndonos un espectáculo insólito, la noche transcurría y poco a poco llegábamos al cierre con temas como ‘Children’, ‘Children of the Demon’ o ‘Carte Blanche’, aquí ya nos preparamos para lo bueno, ¿qué nos depararía el cierre de Oro Viejo?
Y finalmente llegó el broche de oro a una noche mágica, y como en la edición anterior DJ Nano se acercó a su público, y eufórico a más no poder, agradeció a todos aquella gloriosa noche.
Si en las pasadas ediciones ya se generó una gran expectación semanas antes, en esta edición directamente colgaron el cartel de “sold out” 3 semanas antes. Muchos llevábamos esperando el evento meses, ya que hay muchos eventos remember, pero este es un cuento contado por DJ Nano, donde sólo él es capaz de hacernos viajar por unas horas a esa época dorada donde la música era la protagonista.
Comentar el punto desfavorable de la fiesta, que como otros años anteriores, este fué para el ropero, ya que algunos de los asistentes nos contaron que llegaron tarde a la fiesta y los roperos no estaban bien distribuidos, la organización a la hora de pedir alguna consumición en las barras muy buena. Indicar que montar un evento de estas consideraciones requiere un esfuerzo muy grande, y esta vez lo hemos podido ver a traves de las redes sociales.
Sobra decir que Oro viejo es el mayor Tributo a la música electrónica en España, en el que DJ Nano remarca a todos los DJs, a todas esas salas y a todas esas fiestas que marcaron una época de nuestra vida a muchos de nosotros.Oro Viejo ha conseguido que sea una cita obligatoria para nosotros y para muchos más, conviertiéndose en una tradición para comenzar la navidad, con un recinto hasta arriba, un público entregado, la mejor música que marco una época y DJ Nano consiguiendonos emocionar, ¿qué más pedir?
Texto y Fotografías: Boty García