Auto-tune: ¿prosperidad o involución?

Sin la capacidad de cuestionarse, uno no es capaz de reinventarse. Sin divergencias, el mundo presentaría una única capa monocromática condenada a un rumbo en el que es fácil perderse. Creedme, la crítica es tan necesaria para el progreso como lo es la iniciativa personal. Si despojamos a la industria musical de su crítica, no podríamos reafirmar con tanta trascendencia cuál es su propósito, sino que seguramente seguiríamos dormitando en algún rincón de su propuesta sin ver más allá de nuestras posibilidades. Lo reitero: la crítica alimenta la búsqueda.

Gracias a todos aquellos herejes de lo que son las nuevas técnicas de composición y procesamiento de la voz, hoy podemos llevar todavía más por bandera un espíritu de constante exploración de los horizontes de la música. Simplemente por brindarse a uno mismo el placer de verse aclamado por una pequeña masa de inconformistas.

 

¿Qué es el auto-tune?

El auto-tune ha sido uno de los hitos de la industria musical que más ampollas ha levantado entre aquellos nostálgicos de la vieja escuela. Se trata de un procesador de audio que corrige inexactitudes en la voz de un cantante. Es decir, con un simple software es posible afinar una grabación de un artista. Eso permitió reducir considerablemente los tiempos de trabajo que invertían los productores en afinar las voces manualmente.

Fue Roy Vedas en Fragments of Life el primer artista en hacer uso del auto-tune como herramienta de afinación. Pero la primera artista en hacer un uso drástico y elevarlo a la categoría de efecto vocal fue Cher en 1998 con su aclamado Believe. Otros artistas, como signo de novedad, reclamaron el auto-tune como firma de su trabajo: es por ello por lo que el artista de hip-hop T-Pain empezase a usarlo en todo su repertorio para diferenciar su voz.

 

De acuerdo, eran muy ingeniosas las ventajas que presentaba el auto-tune pero, ¿por qué transgredir las leyes de lo bello y la meritocracia? La idea de que gente sin talento vocal pudiese inmiscuirse en la industria de la música gracias al efecto resultaba alarmante. El quid de la cuestión es que la crítica, en estos casos, ha resultado ser más bien el verdadero problema que lo considerado el problema en sí. Abarcar la industria a partir de ciertos reduccionismos, como depender únicamente del talento vocal de los artistas, es quedarse corto, porque, hoy en día, la tecnología juega un papel esencial en la composición.

La incontinencia que cargaba consigo el haber mostrado al mundo un invento como éste sólo sirvió para dotar de alas al asunto, así que hacer que su uso proliferase por todo estudio de grabación conocido era cuestión de tiempo.

 

La democratización del arte.

Accesibilidad y comodidad son dos características que han brindado a miles de artistas la posibilidad de iniciarse con recursos limitados en la música. Así es, por ejemplo, como en nuestro país se ha consolidado en los últimos años un género urbano desinteresado, que no ha necesitado depender de grandes discográficas para acercarse al público. El estadio actual que vivimos, masificado de contenido, también abre la veda del éxito deseado a numerosos emprendedores. Este boom ha sido acaparado principalmente por un supergénero de extenso catálogo con temática social: versos como mirilla a las dificultades del día a día lejos de muchas idealizaciones y tabúes de la música pop, y bases, en muchas ocasiones, de comercio gratuito en la nube de contenido de Internet.

Es aquí donde el auto-tune ha jugado un papel decisivo, ya que, gracias a su uso, se ha democratizado la iniciativa artística. El filtro velado por muchos dogmáticos de una artesanía musical a la antigua usanza ha quedado obsoleto, y se otorga vía libre a aquellas voces que también quieren expresarse sin necesidad de haber sido biológicamente dotados de la capacidad de cantar “bien” o de haber tenido la suerte de recibir la formación que les abra la puerta. Esto es evolucionar, dejar de monopolizar el arte como algo reservado para las élites.

 

De la creatividad en las leyes de la cinética.

Por otro lado, junto a la alevosía contra una industria estamental, hay quien decide refinar géneros aparentemente consolidados y explorar nuevos mundos para el oyente. El auto-tune ha moldeado clásicas propuestas musicales a nuestro tiempo, y ha acompañado la voz de cantantes de todo tipo de modalidades. Es aquí donde el curso natural de la creatividad se abre paso: la tecnología le ha brindado al ámbito artístico la posibilidad de renovarse, de ser retroactivo y demoler viejas estructuras para levantarlas de nuevo luciendo radiantes, y el que esté en contra de eso, no entiende que el arte no se basa en la repetición constante, sino en adaptar las emociones personales a los tiempos que las estimulan. Citando a Jorge Drexler: “si quieres que algo se muera, déjalo quieto.”

 


TEXTO: SENTO SOLER
Foto de portada: Alberto VanStokkum.

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