Blonde Poulain, Klein Music Lab, New Portals y Naz Moreno fueron los partícipes de la 21 edición de Valle Eléctrico celebrada el pasado viernes en el Café la Palma y nosotros no nos lo podíamos perder.
Llegamos al Café la Palma acompañados de Rosa Abad, vocalista colaboradora en Klein Music Lab además de estilista y redactora de Shit Magazine (todo un partidazo, sí señor). Al entrar atravesamos una cortinilla roja que nos separaba del escenario y al instante nos trasladamos a un lugar donde se podía sentir el ritmo que nos acompañaría durante toda la noche.
El primer grupo en hacerse con el escenario fue Blonde Poulain, banda de música dedicada al Hip Hop. Ya os podéis imaginar nuestra reacción: bailes, brazos al aire y alguna que otra cara de chicos malos. Escuchar Hip Hop en directo es todo un gustazo y más si se compone con tanto sentido y gusto.
Tras un breve descanso Klein Music Lab salió al escenario. Todas las luces se apagaron hasta que apareció Rosa y todo empezó a brillar. Su actuación no podía haber sido mejor y junto con sus dos compañeros fue insuperable. Tras dos canciones, unos cuantos guiños y muchos aplausos, Rosa bajó del escenario, se unió a nosotros y siguió acompañando a su grupo ahora desde abajo. Ellos desde arriba siguieron haciendo exactamente lo mismo: brillar con su música.
Era el turno del grupo británico New Portals y el ambiente se relajó. Su música parecía trasladarte a otro lugar, mucho más lejano y recóndito, donde todo parecía ir bien. De hecho iba bien, iba más que bien. Hicieron una interpretación fetén y no dejaban de sorprendernos. Con esta actuación cerraban su gira y lo que sería su primera visita a España y la verdad que no se podían haber estrenado mejor. Ojalá su actuación nunca hubiera terminado.
Hi ca ri estaba anunciado en el cartel de esta edición, pero no pudo asistir. Fueron los Valle Eléctrico Djs y Naz Moreno quienes se hicieron dueños de la sala y de la noche. Encargado de cerrar la actuación, Naz Moreno transmitió a la perfección lo que todo Dj pretende transmitir en cualquier actuación: esas insaciables ganas de no poder dejar ni un solo momento de mover el cuerpo en la dirección que sea. Y la verdad, no podíamos dejar de hacerlo. La música parecía meterse en nuestro cuerpo y los focos nos cegaban.
Cuatro grupos de música se adueñaron del Café la Palma y cuatro grupos de música se adueñaron de nosotros. Fuera caía la lluvia, dentro caíamos rendidos a sus pies.