La odisea de formar parte de un desfile

Esta crónica es un tanto peculiar. Ya sabéis que en Shit Magazine nos gusta enseñaros lo que hay detrás de cada cosita que vemos y en esta ocasión teníamos una gran idea. Acudimos al desfile de fin de curso de CSDMM, pero no como prensa, sino formando parte de él para contaros cómo es la odisea de vivir un desfile si eres diseñadora, modelo o fotógrafa del mismo.

Estos son los contenidos que váis a encontrar en este post:

La odisea de ser FOTÓGRAFA en un desfile, por Patricia Blas
La odisea de ser DISEÑADORA en un desfile, por Alessandra Zacci
La odisea de ser MODELO en un desfile, por Natalia Geldart
El desfile: fotografías de los LOOKS

La odisea de ser FOTÓGRAFA en un desfile, por Patricia Blas

Desde que pude colarme por primera vez a la mbfw supe que ese era mi lugar ideal donde pasar horas y horas con los ojos como platos. Podría decir que soy una fotógrafa enamorada de la moda y como tal, veo este “mundillo” de una manera poco habitual para la gente de a pie. Para mí no son solo telas que te pones, lo describiría más bien como una continuación más de tu forma de ser y una muestra de arte absoluto en las pasarelas, donde el lienzo son las modelos que caminan.
Así es, la pasarela me parece un lugar fantástico donde los diseñadores pueden por fin mostrar su obra de arte tras meses (o años) de trabajo y quebraduras de cabeza. Pero siempre me he preguntado cómo se viven esas horas de desfile, no puede ser todo tan bonito y perfecto como lo vemos desde fuera, así que, me ofrecí a fotografiar desde dentro hacia fuera, el desfile de CSDMM, realizado el pasado 30 de junio por los alumnos del tercer curso, ¡los futuros diseñadores de moda!

Llegué a la Escuela de Minas, el lugar donde los diseñadores mostrarían sus colecciones. Me avisaron de que no habría problema con la luz, ya que el edificio cuenta con una espectacular cristalera en el techo que deja entrar luz natural, perfecta para retratar cada prenda. Para mi sorpresa, esa cristalera estaba tapada por una horrible cortina color naranja butano, que por lo menos servía para quitar calor a la sala, porque para otra cosa, no. Busqué a alguien que pudiera solucionar mi problema con la luz, si no quitaban esa cortina, saldrían todas las fotos con una dominante roja que dejaría unas imágenes muy alejadas de la realidad. Mi siguiente misión era buscar el backstage donde estarían todos los diseñadores, maquilladores y modelos preparándose para el gran momento, fue bastante intuitivo encontrar la habitación, pero por si acaso, pregunté antes de entrar, no quería pillar a nadie “en bolas”. Mi segunda sorpresa fue, que en la puerta alguien me dijo “eres la modelo que falta ¿verdad? ¡Te están buscando como locas!”, hombre, pues gracias por el piropo, ¡pero no creo que pudiera hacer las fotos mientras desfilo! Ahora en serio, me sentí muy alagada.

Por fin entré a la que yo llamaría “la habitación del pánico”. Me entró estrés sólo de ver lo que estaba pasando… Diseñadores planchando para que sus prendas quedaran impecables, comentando a los modelos cuál sería el orden de salida, los maquilladores de la escuela Carlos Tello maquillando y peinando a contrareloj, ¡incluso varias personas maquillando y peinando a la vez a una modelo! Todo en la misma habitación, llena, llenísima de perchas, burros y gente con los nervios a flor de piel. Algunos tenían un hueco para posar en la foto, sonreír o charlar, pero otros, llamémoslo diseñadoras, empezaron a ser poseídos por los nervios y el estrés y acabé viendo una escena de gritos… era la hora de que saliera corriendo de allí.

Volví fuera, a la fantástica sala donde desfilarían y… ¡genial! Me habían hecho caso y comenzaron a retirar las cortinas del infierno.

Yo tenía ya un poco de hambre, pero no era la única, pillé a algunas modelos merendando fruta y… ¡bolsas de patatas! Para que luego digan que las modelos no comen “guarradas”.

Era la hora del simulacro: los modelos consultaron el listado de diseñadores y looks y salieron para aprenderse su recorrido y orden de salida. Aquí es cuando pude fijarme (y hablar con algunos de ellos) en que había muchos freelance, otros de diferentes agencias, pero también un grupo de chicas que venían de la escuela Pasarela Madrid Real y ¡desfilaban genial!

En las fotos: Las chicas de Pasarela Madrid Real y las diseñadoras indicándoles por dónde desfilar.

Una vez finalizada la prueba, todos volvieron al backstage para prepararse. Fuera, en el lugar del desfile, comenzó a entrar gente, un lleno clarísimo, y un calor espantoso… empecé a envidiar a las señoras con abanico en mano. Rápidamente me coloqué en un sitio estratégico para sacar buenas fotografías de los looks. Comenzó la música… ¡ahora los nervios los tenía yo!

El desfile abrió con una diseñadora que me enamoró: Lu Poulain. Su estilo alternativo, de formato atemporal, esos colores amarillo y negro, los detalles de los colmillos en la ropa… ¡Me lo pondría todo!
Pero no sólo voy a destacar su trabajo, la verdad es que, avanzaba el desfile y no vi nada que no me gustase.
Otra colección que me encantó fue la de Sandra Fajardo ya que, por fin alguien se atrevió a renovar el estilo masculino en la moda. Me gusta mucho que la gente empiece a trabajar más con la moda masculina. Lo que fue una pena es no poder haber sacado fotografías de la parte de atrás de cada prenda, las espaldas eran lo más impresionante de esta colección, pero mi situación no me permitía sacar una buena foto de ello.
Alejandro Sagredo fue otro de mis favoritos, una colección sofisticada a la vez que sexy y atrevida con ese detalle de cintas colocada de tal manera que dejaban ver discretamente la silueta femenina.
Otra colección que sin duda dejó a todos boquiabiertos, Alessandra Zacci, probó con un estilismo aparentemente imposible, con madera tallada, y cerró el desfile con un vestido de novia que dejó bien claro que tanto ella como todos sus compañeros están más que preparados para ser los futuros (y presentes) diseñadores nacionales.

A modo general, me encantó visualmente, cada colección tenía su color dominante, sus formas y su característica que las hacía totalmente diferentes a unas de otras, dejando la marca de cada diseñador. Me encantó que muchos se arriesgaran con complementos, zapatos, bolsos… para completar sus looks y, siento ser repetitiva pero, me encantó ver que la moda masculina empieza a cobrar importancia.

Podéis ver al final del post todos los looks. ¡Mi odisea realmente fue elegir y editar tal cantidad de fotos!

Tras un gran desfile, todos esperaban el típico carrusel, que en este caso, protagonizaron los diseñadores, que salieron animados por un gran aplauso que dibujó en sus rostros una sonrisa. Meses de trabajo para recibir eso a cambio, sólo ellos saben la felicidad que da, aunque parezca algo insignificante.

Pero… ¿cómo vive realmente un diseñador esos minutos que dura el desfile? Alessandra nos lo cuenta…

La odisea de ser DISEÑADORA en un desfile, por Alessandra Zacci

En el momento en el que empezó la música todo se difuminó para mí, sabía que las primeras modelos habían salido, y aunque yo cerraba el desfile y solo me quedaban un par de puntadas que dar, me sentía como un funambulista a punto de caer.
Un desfile requiere mucho esfuerzo y dedicación, todo ello conlleva mucho dolor a la vez, mucha frustración, muchísimo cansancio y eso es lo que no se ve, la parte fea que no se cuenta.

Y poniéndonos un poco poéticos, todas nuestras prendas llevan nuestro ADN, pero no solo porque seamos los creadores, sino por cada puñetero pinchazo con cada alfiler en cada prenda, por cada gota de sudor, por cada lágrima…

En las fotografías: los diseñadores dando últimas puntadas y vistiendo a las modelos.

Se rompió uno de mis vestidos, y me puse a gritar que me ayudaran y que no salía, que no podía salir. Encontré la fuerza de apañarlo y sacarlo, le dí un tirón de pelo a la modelo para quitarle la coleta y que pudiera tapar los desperfectos y entonces, el vestido salió.

Y cuando por fin salen las prendas, es como el fin de todo, una metamorfosis en la que todo el sufrimiento y estrés se transforman en algo bello y bonito; y eso sí es lo que ve el público, no ven “lo feo”… Louise Bourgeois dijo una vez “I am not what I am, I am what a I do with my hands” y eso es lo que yo quería que vieran.

La odisea de ser MODELO en un desfile, por Natalia Geldart

El desfile fue muy bonito, la ropa se lució todo lo que se pudo pero nadie aparte de los diseñadores, modelos y maquilladores sabía lo que había estado pasando antes de salir a pasarela. Nos maquillaron y peinaron los chic@s del centro de formación de Carlos Tello. Peinados de coleta recogidos con varias gomas las cuales lamentablemente, a las que teníamos mucho pelo se nos soltaban y en todo momento teníamos a un peluquero persiguiéndonos para ponerlas bien. Y ya de la laca para mis cuatro pelos de flequillo no hablemos… El maquillaje era muy natural salvo los ojos pues llevábamos dos puntos negros debajo de los párpados y las pestañas en forma de “pinchitos” lo cual personalmente a mí me encantó y probablemente si lo intento imitar ¡adiós pestañas!.

Éramos unos treinta modelos y para aprenderse el orden de salida con los cambios cundió el pánico, sobre todo con Alessandra Zacci y su último vestido que nos brindó el maravilloso momento de no cerrarse como debería con las prisas. Eso no fue todo para la pobre Alessandra que se podría considerar una superviviente de ese día.

En las fotos: Jung Yeol Kim, Natalia Geldart y Teresa Perez-Jofre esperándo su turno para salir al ensayo del desfile.

Desfilé para cinco diseñadores:

Amaia Ballesteros con una colección de lo más colorida y con un toque punk.
Rosana Trigo con unos diseños futuristas con algo de pedrería y dominados por la blancura.
Almudena Hernández con prendas muy femeninas y sofisticadas.
Alejandro Sagredo con unos looks llenos de lazos y tejidos vaqueros formando unos conjuntos muy elegantes.
Y para finalizar con uno de los diseños de Alessandra Zacci, caracterizados por la originalidad de incorporar madera tallada como elemento complementario a la tela.

Fotografías de los LOOKS

Blanca Martínez, Blanca Delgado, Yoana Madangi y Patrycja Kulpa desfilaron para Lu Poulain.

Eva Adrados, Patricia Elosegui y Laura del Olmo desfilaron para María Azcárate.

Nazaret Perales y María Murillo desfilaron para Laia Amorós.

Raúl Escobar, Ramiro Gómez, Sandra Millán, Jorge Gómez y Juan Carlos Ruano desfilaron para Sandra Fajardo.

Marta Victoria, Sara Etiene y Natalia Geldart desfilaron para Amaia Ballesteros.

Eva Adrados, Patricia Elosegui y Ana Melia desfilaron para María Blas.

Marta Delgado, Patrycja Kulpa y Blanca Martínez desfilaron para Rocío G. Ayala.

Marta Victoria, Teresa Pérez y Laia Amorós desfilaron para María Cuadrado.

Natalia Geldart, Nazaret Perales y Chong Fu Ye desfilaron para Rosana Trigo.

Andrea, Myriam Rincón y EliaGonzález desfilaron para Maria del Mar Casas.

Blanca Arcos y Laura del Olmo desfilaron para Clara Amaro.

Patrycja Kulpa, Nazaret Perales y Alicia Mochales desfilaron para Kimberly Marín.

Marta Delgado, Blanca Martínez y Yoana Madangi desfilaron para Natalia Larraín.

Natalia Geldart, Teresa Pérez y Marta Victoria desfilaron para Almudena Hernández.

Andrea, Miguel Elorza, Elia González y Jung Yeol desfilaron para Paula Villena.

Patricia Elosegui, Chong Fu Ye, Nazaret Perales, Alicia Mochales, Raquel Arroyo, Sandra Millán, Marta Delgado, Patrycja Kulpa y Miriam Rincón desfilaron para Itxaso Martínez y Marta Sabroso (Adame Aguirre)