En toda nuestra vida como Shit Magazine hemos estado en muchísimos festivales y exposiciones, pero nunca habíamos visto nada como esto. Art Battalion Festival se coronó como una de nuestras mejores experiencias artísticas en lo que llevamos de año. Asistimos a la inauguración de su edición de verano, el 22 de junio, y continuó su celebración durante el 23 y 24 en White Lab, una sala multiusos en pleno centro de Madrid, que también nos dejó boquiabiertos.
Nuestros amigos de Vizualy fueron los responsables de acercarnos a este evento plagado de artistas contemporáneos, que no dudaron en mostrarnos su arte de una manera diferente.
Y es que, muchos de ellos optaron por realizar su obra en el transcurso del festival, para que todo espectador pudiera ser testigo del progreso de la misma. Marcos Álvarez fue un gran ejemplo, creando una escultura en directo, así como el colectivo !mprográfika, quienes pintaron ante la atónita mirada de un White Lab lleno, llenísimo.
Marco Prieto también fue uno de los protagonistas que trabajó en directo, quizá uno de nuestros favoritos. El “señor Gotta” ya nos enamoró con sus impactos de pincel sobre lienzo en el aniversario del hotel Me Madrid hace escasos meses. No dudamos en volver a verlo esa vez. Encerrado en una habitación transparente, Marco, fue prácticamente el centro de atención durante la primera jornada del festival. Pintura acrílica que impacta una y otra vez sobre superficies blancas que rápidamente van cobrando vida. Unos movimientos que parecen ser más un baile aleatorio o un golpe de suerte, pero que están completamente medidos por el artista para crear retratos que luchan entre el realismo y un cubismo moderno que interpreta lo accidental e impulsivo.
Y hablando de espontaneidad… Raquel Algaba, nos sorprendió con sus ilustraciones a grafito, realizadas sin bocetos, sin previo aviso… Ilustraciones que resultan de dibujar lo que va surgiendo en su mente, que no sólo están inspiradas por la arquitectura, sino que, en ocasiones, inspiran para crearla. Obras con fuertes influencias del arte egipcio, con ese estatismo y simbolismo que tanto le caracteriza.
“Tente en el aire y ni te entiendo”, la serie de grabado de fotopolímero impreso en papel, de Karen Momoka, nos fascinó, tanto en su belleza gráfica, como en la historia que esconde. Un debate sobre el colonialismo y la clasificación de razas. Karen diseña sus dibujos en Photoshop para después imprimirlos en grabado y conseguir un resultado impecable. Ilustraciones cuyos protagonistas son animales típicos de colombia, donde descubrimos, poco a poco, que los fondos que les rodean, a pesar de parecer a primera vista diferentes vegetaciones, no son otra cosa que células, fibras y partes humanas, diseñadas con el máximo detalle.
Rigoberto Camacho fue otro de nuestros artistas favoritos. Este escultor canario, juega con su procedencia y la ironía para representar su obra en todo momento. En esta ocasión, representando al hombre que se encierra en sí mismo e intenta crear su identidad en un mundo donde las normas están establecidas para no atrevernos a ser lo que queremos ser. Diferentes rostros asoman desde las casetas de canarios, unos, serios, inmunes, y otros, agonizando en este encerramiento.
El artista expuso sus “canarios encerrados” junto a su señal de identidad: el payaso. Ese personaje que siempre le acompaña, creando la idea de que nos escondemos tras una máscara, a la par que provoca un extraño rechazo a aquellos que sufren “clownfobia”. Sin duda, esculturas llenas de metáforas, significados y una auténtica relación de amor-odio.
En Art Battalion Festival cabía todo tipo de arte contemporáneo, por supuesto, el diseño gráfico y la fotografía tuvieron su espacio. Abel Silva nos transportó a una de las técnicas más antiguas de la fotografía con sus retratos de cianotipias, mientras, Lydia Garvin, transformó carteles reales encontrados en la calle, en mensajes nuevos que daban la vuelta al sentido inicial de los mismos.
Por supuesto, instalaciones que nos rodeaban por todos los espacios y rincones posibles. En Art Battalion Festival, todo vale, y a cada paso que das, hay arte, incluso subiendo las escaleras se podía palpar la obra de Silvia Verena. No se salvaron ni las esquinas de los radiadores, donde John Castro colocó a sus entrañables ratoncitos de exaduro y arena: “Amount the others”.
Arte, espontaneidad y color nos rodearon durante todo el festival. Incluso Paraná Skates organizó una subasta de una de sus tablas, diseñadas por el artista Miguel Santiago. Afortunadísimo aquel que se la llevó a casa y pudo colocar arte y pasión sobre su pared. Todo ello acompañado, como no, de buena comida, gracias al catering Verdeguer & Ballesteros, y buena música, a cargo de Naz Moreno y Dj Inquietante.
Un 10 Art Battalion Festival. Sin duda, volveremos.